viernes, 15 de julio de 2011

El orfanato de Neyphung

Después de visitar Drakhapo, nos hemos acercado hasta Paro para probar la comida en un restaurante local.


Si la comida en Tailandia picaba…. aquí arrasa el paladar y perfora la lengua. Hay que probarla como si fueras un artificiero que va a desactivar explosivos…  rezar y confiar en que Buda te proteja.


Después nos hemos ido a ver las tiendas locales y a Paloma la han convencido para que se pruebe un “Kira”



En las paredes de las casas hay gran cantidad de dibujos, uno nos ha llamado la atención por que es muy habitual. Al parecer está relacionado con liberar a la casa de malos espíritus es esta curiosidad de la foto.


Alucinante ¿no? Hay cientos de casas en Bhutan que tienen este símbolo en la fachada. Esta foto la he sacado cuando íbamos a conocer una casa de campo típica, en la entrada de la casa de campo hay gran cantidad de plantas silvestres.


Premio al que adivine que planta es, más pistas,  foto de cerca.


Si, Cannabis indica mas conocida como marihuana. En Bhutan es una planta silvestre y la hay en gran cantidad en muchas zonas. No la fuma casi nadie, no les gusta, se la dan de comer a los cerdos y al ganado por que les aumenta el apetito y engorden más rápido.

Esta que visitamos explotaba unos baños de piedras calientes que son típicos aquí, tenia una estancia con seis bañeras de madera que llenan de agua y luego ponen dentro piedras calentadas al fuego.


La primera planta para el ganado, la siguiente para la gente y arriba bajo el tejado hay una zona abierta para secar los cereales.


Cuando ya volvemos hacia el hotel suena el móvil de Karma. Es Jorge, han venido unos parientes de Intan y van a subir a un orfanato de Neyphung que está arriba en la montaña a una hora de Paro por una pista infernal. Jorge sube un par de veces al mes a llevarles regalos a los niños, comida e incluso les regaló unas camisetas de la selección española. Son las 15:30 estamos cansados pero Jorge nos convence, “no os lo podéis perder”. Blanca se queda en el resort y nosotros nos vamos con Jorge y familia.
Paramos en el pueblo a comprar paquetes de patatas y unos bricks de zumos para los niños. Yo mientras fotografío el ambiente de Paro a la hora de la salida del colegio.






Estos son los niños felices de Bhutan, ahora vamos a conocer la otra cara de la moneda.

Una hora de camino, la pista infernal ciertamente y llegamos a un edificio casi ruinoso donde viven unos cuarenta niños huérfanos o sin recursos. Dos de los mayores salen a saludar a Jorge el les dice que lleven las cosas que trae al patio del orfanato. Entramos y empiezan a salir niños, van vestidos con túnicas de monje.


Entramos a ver el lugar donde duermen, en el suelo con una mata vieja, nos aconsejan que nos abrochemos la ropa y nos metamos la pernera del pantalón dentro de los calcetines, hay pulgas.



Al salir al patio el espectáculo es conmovedor los niños han formado una fila, los más pequeños los primeros, para recibir los regalos de “tío Jorge”




Se le parte a uno todo. El lama que los cuida está enfermo y se ha ido, le van a operar necesita un riñón, se lo va a dar un amigo. Los mayores cuidan a los pequeños y una americana que dice que vino a verlos y “le han robado el corazón” pasa allí temporadas largas haciendo de maestra mientras se la comen viva las pulgas.
Comienza el reparto de regalos.



 Video reparto regalos


Todos se va reuniendo en un lado del patio, con sus patatas fritas y su zumo de frutas. Siempre están muy agrupados no sé si por nuestra presencia o porque se necesitan los unos a los otros.



Hemos visto muchas cosas en este viaje pero el orfanato de Neyphung nos ha dejado marcados. Se queda uno sin voz ante el panorama. Conocemos a Jorge desde hace cinco años y esté en el pais que esté siempre nos sorprende con su sensibilidad  en muchos temas.





Como venimos con Jorge nos permiten sacar un par de fotos de la capilla. Fotografio lo que nunca puedo los adornos del techo, las ofrendas hechas de manteca con harina de maiz y los instrumentos musicales.



Nos hacemos una foto con ellos antes de despedirnos. Mañana volverán a esperar que Jorge suba hasta allí a alegrales un poco la vida.


Al salir hemos tenido que dedicar un rato a matar las pulgas que llevamos en la ropa antes de entrar al coche. Más de medio centenar de pulgas cada uno. Al llegar al resort nos hemos desnudado en la puerta de la habitación, dejando la ropa fuera para ir directos a la ducha. A pesar de todo, al día siguiente, tenemos picaduras por todo el cuerpo.



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